Pensemos en política...

Publicado el 03/06/2010 (Casi 1 año antes del 15M)

Con todo lo que está pasando en España, cada vez se encuentra uno a más gente enfadada, desilusionada, desesperada y desengañada.

En nuestro país tenemos una clase política deplorable (y me refiero a todos los bandos), un montón de mentirosos, irresponsables, aprovechados de la vida que no merecen tener el privilegio de gobernar personas. En mi opinión no se escapa ni uno. Unos por no saber gobernar, otros por no aportar alternativa alguna y todos por ser unos corruptos y mirar sólo por el bien propio y por el simple afán de gobernar sin tener en cuenta que lo que tienen entre manos son las vidas y los destinos de muchas personas.

Cada vez tengo más claro que la buena o mala gestión depende de las personas que estén a cargo, no del partido al que pertenezcan.

El otro día, un amigo me comentaba que “el problema es que votamos por ideales”. Efectivamente es así. No debemos votar por los ideales, sino por la capacidad y competencia que creamos que tienen los candidatos. Los ideales siempre están en el plano teórico, pero debemos bajar más y analizar el nivel práctico, la realidad, lo que en la práctica hacen o dejan de hacer nuestros políticos porque, en definitiva, esas acciones concretas son las que nos afectan y las que suponen que la consecución de un ideal se haga de una forma lícita o ilícita, de una forma adecuada o inadecuada.

El error está en pensar que debemos votar a un partido porque “mis ideales son los de ese partido”. No es así el asunto. Cada uno tiene determinados valores e ideales, y habrá partidos que coincidan más o menos con éstos, pero seguro que no compartimos ni estamos de acuerdo con todos los ideales de un partido ni tampoco los del partido contrario son totalmente los opuestos a los míos.

Esto corrobora que debemos evaluar más a las personas y los equipos, y dejarnos llevar menos por la propaganda partidista.

Lo que debemos buscar es una buena generación de dirigentes políticos, gente honesta que se merezca el privilegio de poder dirigir a las personas, gente que no nos engañe, que no se preocupe más de su lucro personal que del bien del grupo al que maneja, del bienestar y la calidad de los ciudadanos.

Y de una vez por todas, votemos pensando que quienes mandamos somos nosotros, y que somos responsables de lo que hagan con nosotros, y que tenemos la capacidad de decidir a quien le vamos a dar el privilegio de gobernarnos, porque somos nosotros, todos juntos, quienes tenemos la capacidad de decidir eso.Cuando votamos, o no votamos, estamos otorgando a otros el derecho de manejar y dirigir nuestras vidas y las de nuestras familias, de gestionar nuestro bienestar y nuestros destinos. Es así de duro y es por eso que debemos votar con conocimiento de causa y de una forma responsable.

Que de una vez por todas también les quede claro a los políticos que, si han decidido ser políticos, es para trabajar para nosotros, por nuestro bienestar. Aquí nadie del gobierno dimite como en Japón o en países del Norte de Europa, pero tampoco nadie de la oposición tiene el gesto de retirarse y dejar paso a gente más capaz, más preparada y, sobre todo, y es lo más necesario, a gente más honesta.

Aquí no se le cae a nadie la cara de vergüenza. Por eso considero que EN ESPAÑA NECESITAMOS UNA NUEVA CLASE POLÍTICA, NUEVA, RENOVADA ÍNTEGRAMENTE, NUEVOS GOBERNANTES, NUEVA OPOSICIÓN Y TAMBIÉN NUEVOS SINDICATOS. Una clase política que haga su trabajo lo mejor que sepa, pero sobre todo que tenga presente que de ellos dependen la calidad de vida y el bienestar de muchas personas. Que sepa reconocer los errores y retirarse cuando de ello dependa el bien de los ciudadanos.

Y a nivel local, que es el cometido de Vivir Guillena, soy algo menos pesimista porque veo un gobierno y una parte de la oposición, que no toda, que por lo menos se ponen de acuerdo cuando se trata de decidir por el bien del pueblo. No quiero equivocarme, espero que nos demuestren lo capaces que son y que no nos defrauden. Los relevos en ambos ámbitos podrán ser mejores o peores, eso el tiempo lo dirá, pero lo que está claro es que eran necesarios. La realidad nos demuestra que los políticos no son precisamente como el vino, que mejora con la antigüedad.

Ahora, en las manos de unos y otros (e incluyo ahora también al resto de la oposición) está el ganarse la confianza de los guilleneros, no comprándolos, sino demostrando que saben lo que tienen entre manos y que quieren trabajar por nuestro pueblo.

Espero que esto cada vez lo tengan más en cuenta nuestros políticos y les hago saber que Vivir Guillena hará todo lo posible para que los guilleneros y guilleneras voten con conciencia, con responsabilidad, y evalúen con sentido crítico las actuaciones de los que nos gobiernan y de los que pretenden gobernarnos.